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Empecemos por el principio de esta historia, la cual termina con la boda en La Cartuja.
Xavi conoció a Cristina un verano lleno de experiencias y de comienzos, todo empezó cuando encontró su primer trabajo, como socorrista en Jávea, lugar que acabaría siendo testigo de la pedida y que nunca imaginaron el destacado papel que jugaría en sus vidas. Ese verano Xavi vivía por primera vez la experiencia de valerse por si mismo, con su trabajo, su sueldo y su casa, lo que prometía ser comienzo del vuelo adulto, se confirmó como el despegue de una historia de pareja. Allí se encontraron y no tardaron en ver todo lo que les unía, sus proyectos de futuro eran muy parecidos y poco comunes en jóvenes de 20 años. El verano acabó y lo que en un principio pudo ser un adiós, ambos consiguieron darle la vuelta para convertirlo en un «nos vemos pronto».
Años de conocerse en profundidad y muchos kilómetros hechos en la A3 (incluso escapadas furtivas para estar unas horas juntos) reafirmaron aquella necesidad de casarse, pero los estudios, los trabajos y la distancia, hacían lejano el día de su boda.
El Ramo
Aquí llega un punto de giro en su historia, el momento en que Xavi empieza a ver claro cual es el camino, Ángela (la hermana de Xavi), el día de su boda decidió tirar el ramo y llegado ese momento Cristina no lo dudó «Ese ramo para mi» y suyo fue… Xavi fue consciente en ese momento de la felicidad que esto suponía y que no había que esperar más.
La pedida de matrimonio fue una sorpresa total para Cristina, ya que teniendo claro que eso iba a pasar antes o después, ella no tenía ni idea de que Xavi estaba decidido. Fue en Jávea, en uno de sus rincones favoritos, una escondida cala donde pasaron sus primeros momentos como novios y con la cómplice ayuda de las hermanas de Xavi.
Un año después de la pedida, llego el día tan ansiado, el día de su boda en La Cartuja.
Este día, como si de un recordatorio del punto de giro donde empezó el camino de su boda se tratara, el ramo volvió a tomar un papel protagonista, haciéndose esperar y siendo la guinda que cerró este maravilloso día.
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