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Conocí a Mercedes mientras hacíamos el reportaje de la boda de una buena amiga suya, Irene, ellas fueron compañeras de trabajo y tuvieron una conexión muy importante, tal y como ellas mismas me confesaron. Quedamos en hablar unos días más tarde y así me presentaría a Miguel, su pareja con el que estaba organizando la boda para este año.
Mercedes y Miguel son una pareja encantadora a quienes les encanta viajar y saben disfrutar con intensidad de los pequeños grandes placeres de la vida, el día que nos sentamos a tomar un café, empezaron a hablarme con mucha ilusión de su boda y en especial del sitio que habían escogido para celebrarla: el Soto de Bruil, un lugar increíble situado a pocos kilometros de la ciudad de Zaragoza.
Ya que Mercedes es de Zaragoza y Miguel de Valencia, debían encontrar un sitio especial para casarse en alguna de las dos ciudades y lo encontraron en Zaragoza, el día que visitaron el Soto de Bruil supieron que este tenía que ser el lugar donde celebrar su boda, donde congregar a la gente que más quieren. Estaban convencidos que allí podían organizar la boda de sus sueños y reunir a sus invitados procedentes de medio mundo.
Amigos de la Repú7blica Checa, de Italia y de media España, vinieron a festejar el gran día, que empezó en una preciosa iglesia del centro de la ciudad… bueno, antes de la ceremonia empezaron los nervios en las habitaciones de los hoteles donde se vistieron en compañía de sus familias. Y ahora si, volviendo a la ceremonia es importante destacar la gracia del párroco, que ofició una ceremonia amena y divertida dentro de la seriedad del acontecimiento.
Así que después del arroz y los pétalos, se dirigieron al mágico Soto de Bruil, donde comieron, bebieron, rieron, lloraron y bailaron mucho hasta altas horas de la noche.
Aquí os dejo algunas de las fotos del maravilloso día.
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