Cuando me pregunto ¿por qué decidí ser fotógrafo de bodas en Valencia, Albacete y Cuenca? tengo que mirar en mis raíces para encontrar la solución. Es difícil hallar el camino en la vida, yo puedo decir que he encontrado el rumbo, en estas tres ciudades porque son mi patria.
Valenciano de nacimiento, todas mis raíces están en Cuenca, donde nacieron mis padres y el amor y la amistad me han hecho conocer Albacete.
Así que puedo denominarme «Valen-chego» 🙂
Decidí dedicarme profesionalmente a la fotografía de boda, hace muchos años porque sentía latir el potencial que hay en una boda, risas, llantos, miradas, amor, amistad, calor, música, caricias, besos, abrazos y un largo etcétera, que está esperando a ser inmortalizado.
En la fotografía de boda no es necesario impostar nada, todo está ahí, el verdadero fotógrafo de bodas es el que mira atento y documenta la historia.
Es necesario trabajar con paciencia y sosiego para que las parejas se sientan cómodas y que los detalles no pasen desapercibidos.
Cada reportaje de fotografía de boda, es un reto, cada fin de semana nos encontramos en medio de maravilloso «orden-caótico» donde aunque todo parece estar preparado, hay sorpresas imprevistos y casualidades que convierten cada boda en única.
Después de 6 años siendo fotógrafo de bodas en Valencia, doy el paso a la realización de vídeos de boda, porque siento que necesito más herramientas para narrar historias.
El cine de bodas complementa la fotografía de bodas, cada una utiliza un lenguaje propio y unas técnicas narrativas.
Con estas dos vertientes del lenguaje audiovisual, podemos recorrer caminos emocionales paralelos, con el mismo fin alcanzar el alma de las parejas y guardar en ella la semilla del recuerdo.
Cada historia de amor merece ser mimada.